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Un proyecto evaporado

El desinfle de la Superliga europea

Oliver Fisher

La semana pasada todo el mundo fue testigo de la presentación por todo lo alto del “gran proyecto futbolístico”, liderado por Florentino Pérez, para la creación de un nuevo torneo europeo en el que participarían los clubes más poderosos del mundo. Este titular, a priori, generó  mucha expectación, sobre todo teniendo en cuenta que a él están ligados los nombres del Real Madrid,  Manchester United, Milan o Juventus. Sin embargo, tal y como llegó, este proyecto se desinfló. La vida de la Superliga europea no parece que vaya a durar más allá de unos días pero, eso sí, ha generado muchas opiniones y debates al respecto y la movilización de muchas de las hinchadas más importantes del fútbol europeo.

A principios de semana comenzó una batalla en la que se encontraban involucrados los más altos organismos del fútbol como son la UEFA y la FIFA, los 12 clubes fundadores de la Superliga (Real Madrid, Atlético de Madrid, Barcelona, Milan, Juventus, Inter, Manchester City, Manchester United, Liverpool, Arsenal, Chelesea y Tottenham) y las aficiones no sólo de estos equipos, sino aficionados del futbol en general. Unos alegaban que se sentían traicionados, otros que el fútbol y todo lo que este conlleva necesita una reconstrucción, y los aficionados, los más perjudicados, viendo como la codicia de unos pocos rompen los sueños de muchos otros. 

A esto le siguió una serie de “amenazas” o advertencias por parte de la UEFA, en concreto de su presidente Aleksander Ceferin, quien tomó el mando en esta batalla advirtiendo que los equipos que formasen parte de la Superliga podrían ser eliminados de las competiciones europeas que estuviesen disputando actualmente, y que sus jugadores no podrían disputar torneos con sus selecciones nacionales. Caferin veía como el nuevo formato de la Champions League que tienen preparado, y que supondrá la participación de más equipos, podría salir perjudicado. Los equipos más modestos veían como sus opciones o sueños de hacer algo grande se desvanecían porque se les acababan de cerrar las puertas de par en par.

No obstante, el fútbol es un deporte que mueve masas, y sobre todo en Inglaterra, que para eso son los “inventores”. Así que los hinchas se echaron a la calle e incluso el primer ministro británico, Boris Johnson, o el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, expresaron su disconformidad con esta nueva competición, advirtiendo que podría suponer trabas fiscales para los clubes. Consiguieron así que los seis clubes ingleses abandonasen el proyecto de forma casi inmediata. A partir de ahí, como si de una cascada se tratase, poco a poco fueron renunciando el resto de los equipos, evaporando en menos de una semana el gran proyecto que iba a “salvar”, económicamente hablado, el fútbol.

Cabe preguntarse, después de conocer la cronología de los hechos, ¿qué sería del futbol sin aficiones? Han sido las hinchadas de estos grandes equipos las que han conseguido detener la nueva Superliga. Los aficionados ven en el fútbol una forma desconectar de sus problemas e incluso, para los más pequeños o con menos recursos, es un espejo en el que mirarse y que les permite soñar con ser algún día como sus ídolos. Es por esto por lo que los clubes e instituciones del mundo del fútbol deberían de mantener y mostrar unos valores; son un ejemplo para mucha gente. En este sentido, hasta desde el mismo Vaticano, se pronunciaron sobre la polémica Superliga señalando que “el dinero en demasía a menudo termina por arruinarlo todo, hasta las cosas más bellas”.

Como dice el refrán popular, la codicia rompe el saco, y los daños colaterales de este nuevo proyecto pueden salir caros para España ya que Caferín ve como impulsor principal a Florentino Pérez, quien es apoyado a su vez por Joan Laporta, actual presidente del Barcelona. Es por este motivo por el que el presidente de la UEFA podría cobrarse su venganza dejando a España sin la organización del mundial de 2030 y apoyando la candidatura del Reino Unido, quien una vez más saldría ganando en río revuelto.