Repasamos las cifras de empleo y actividad del sector deportivo europeo, cuyo auge parece imparable. ...
La actividad deportiva se paró por completo tras el estallido de la pandemia del covid-19. La ausencia de una vacuna o un tratamiento efectivo para el nuevo coronavirus empujó a la mayoría de los gobiernos europeos a tomar medidas drásticas que no siempre resultaron eficaces para frenar la propagación del patógeno pero sí contribuyeron a trasladar a la sociedad la sensación de que se estaba actuando de forma contundente.
El deporte fue uno de los sectores más afectados por la primera ola de contagios y fallecimientos, puesto que la taquilla constituye uno de sus principales soportes y las medidas de distanciamiento interpersonal son incompatibles con la congregación de grandes multitudes.
Sin embargo, después de varios meses de inactividad, las principales ligas y competiciones del Viejo Continente empezaron a desarrollar sus propios protocolos para la reapertura. El fútbol, popularmente conocido como el deporte rey, fue el primero en hacer los honores. Aunque las categorías de menor nivel tardaron más en reanudar su actividad, las competiciones del más alto nivel volvieron a ponerse en marcha entre los meses de mayo y junio. Los estadios vacíos son un problema en la cuenta de resultados del sector, pero los ingresos de la televisión son suficientes para sostener el fútbol de élite en tiempos de pandemia.
Según Eurostat, el deporte emplea a 1,3 millones de europeos. La presencia masculina en la afiliación sectorial ronda el 54%, un porcentaje similar al observado en el conjunto del mercado laboral. El desempeño profesional de prácticas deportivas está muy asociado al grupo de entre 15 y 29 años de edad, que suma el 35% del empleo total, el doble de los niveles observados para los jóvenes en el resto de ocupaciones.
Aunque es cierto que se suele vincular la práctica deportiva con un bajo nivel de preparación académica, lo cierto es que solo el 14,9% de sus profesionales tienen una formación inferior a la media, mientras que el 46,1% completó la secundaria y un 36,8% tiene estudios terciarios. La idea del deportista poco instruido está cada vez más alejada de la realidad.
Si comparamos el empleo favorecido por el sector deportivo en 2019 con el existente en 2014, podemos observar un repunte de casi 200.000 nuevos afiliados. Esta subida implica un repunte de un 17% en apenas cinco años. De los 27 países estudiados, solo 3 no mejoraron sus cifras de ocupación en el deporte.
Hay, eso sí, cinco grandes campeones deportivos en Europa: Alemania, España, Países Bajos, Italia y Francia. Si tomamos el aumento del empleo deportivo observado en estos cinco socios de la UE-27 y lo comparamos con el total de nuevos afiliados del sector en toda Europa, podemos ver que estas potencias acumulan la mitad de dicha creación de nuevos puestos de trabajo. En España, por ejemplo, el empleo deportivo ha pasado de 187.900 a 216.500 personas entre 2014 y 2019, lo que supone el 1,1% del empleo. Dicho porcentaje solo se ve superado por Finlandia y Suecia, donde este sector genera el 1,3% y el 1,6% del empleo.
Otros países están lejos de estos registros, pero igualmente crecen de manera acelerada. Letonia, Croacia, Hungría y Bulgaria son los países que más rápido mejoran sus cifras de afiliación deportiva, con tasas del 12,6%, 12,5%, 9,7% y 9,1%, respectivamente.
Comprando la tasa de aumento anual del empleo deportivo en la UE-27 con la evolución general de la afiliación, encontramos que el repunte que se observa en este sector asciende al 3,1% anual, una tasa que triplica el 1,3% registrado en el conjunto del mercado laboral europeo.
Hay, eso sí, grandes desafíos por delante. Por encima de cualquier otro problema está el reto de la liberalización de muchos aspectos que, a fecha de hoy, siguen directa o indirectamente ligados a decisiones políticas impuestas por federaciones que no necesariamente toman en consideración las mejores prácticas empresariales y de negocio. Importar lo mejor del modelo americano puede acelerar el crecimiento del circuito deportivo de élite y, por esa vía, favorecer el impulso de la industria en su conjunto. En este sentido, los congresos sectoriales que empiezan a abundar a lo largo y ancho de Europa pueden favorecer la innovación empresarial y el impulso de nuestra competitividad deportiva.
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