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La fiscalidad de lo absurdo

Impuestos a lo que nos gusta para pagar lo que no nos gusta

Por ver lo que queremos, tendremos que pagar lo que no queremos ver. ...

Por ver lo que queremos, tendremos que pagar lo que no queremos ver. Así lo ha anunciado el gobierno. A partir del año 2022 plataformas como Netflix, HBO, Disney+, YouTube o Amazon Prime Video estarán obligadas a pagar la denominada tasa RTVE, esto es, a desembolsar el 1,5% de sus ingresos para subvencionar la televisión pública. Se suman así a compañías como Telefónica, Vodafone u Orange que, como plataformas de televisión, venían pagando esta tasa desde que fue aprobada por el Gobierno de Rodríguez Zapatero en el año 2009. Esto se desprende del anteproyecto de Ley Audiovisual que el Gobierno quiere aprobar a principios del próximo año y en el que se ha incluido esta propuesta con dos objetivos: mantener una cadena cada vez más obsoleta y liberar a las operadoras de telecomunicaciones de otra tasa que pagaban con este mismo fin, por valor del 0,9% de sus ingresos. Asimismo, se continua con la financiación destinada al cine europeo, para la cual las plataformas con ingresos superiores a 50 millones de euros están obligadas a pagar un 5% de los estos. 

RTVE se encuentra en sus horas más bajas. La cadena lleva varios meses seguidos registrando mínimos históricos de audiencia a pesar de contar cada año con un presupuesto mayor. A diferencia de cualquier medio de comunicación puramente privado, Radio Televisión Española se financia exclusivamente a través de impuestos, ya que la cadena no emite publicidad desde el año 2009. La partida de los Presupuestos Generales del Estado destinada a RTVE fue de 378 millones de euros en 2020 y de 473 en 2021, esto es, un aumento superior al 25% en plena crisis.

Ante las dificultades del gobierno para financiar el creciente gasto público, la propuesta de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones consiste en obligar a las plataformas exitosas a subvencionar a la cadena pública. Competidores que generan contenido atractivo para los espectadores tendrán que pagar una televisión incapaz de adaptarse a las nuevas tendencias digitales. Un claro caso de parasitismo y competencia desleal.

Y es que, si estas plataformas consiguen trasladar el impuesto a sus clientes, los españoles suscritos a Netflix, HBO o Amazon Prime pagarán a RTVE tres veces: a través de los impuestos ordinarios, a través de su suscripción a estas plataformas y a través de las facturas de sus teleoperadoras.

Teniendo todo lo anterior en cuenta, la pregunta que deberíamos hacernos no es cómo debe financiarse RTVE, sino, ¿Qué sentido tiene mantener esta cadena? ¿Acaso es un servicio público? ¿De interés general? Claramente no. Pero sí lo es de interés político, algo que ha quedado de manifiesto en los últimos meses con las incontables polémicas que han llevado a la caída de su ex administradora, Rosa María Mateo. El fin de la cadena ha sido siempre perseguir el interés de los gobiernos de turno, no el de sus espectadores. Pero, ¿Qué gobernante en su sano juicio estaría dispuesto a cerrar un medio de comunicación que le permite hacer propaganda política de manera tan descarada? Como siempre, nos encontramos ante un problema de incentivos en el que el interés general es diametralmente opuesto al del gobernante.

Se deben plantear varios cambios en RTVE. Primero, para poder justificar su existencia, debería blindarse ante el interés político y convertirse en una cadena neutral, con un papel limitado a la provisión de información objetiva y libre de juicios, si es que puede existir tal cosa en una televisión estatal. Algo complicado dado el interés de quienes la controlan y los incentivos que tienen. En segundo lugar, es necesario un cambio en el sistema de financiación de RTVE para que compita lealmente con los otros medios. Debe volver la publicidad para que la financiación se obtenga a través de sus interesados y que su presupuesto sea acorde al interés que genera. De no poder llevarse a cabo estas reformas, debe dejarse a la cadena caer y cerrar, ya que no aporta nada que cualquier cadena o plataforma privada pueda aportar de manera más eficiente y barata y con contenidos de mayor calidad.

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