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Información es poder… Y la izquierda lo sabe.

Un asalto a las instituciones democráticas a través del Centro Nacional de Inteligencia...

La toma de las instituciones es uno de los mantras de cualquier comunista. Especialmente, en aquellos de corte gramsciano. El caso del gobierno socialista-comunista español, es paradigmático.

El Centro Criptológico Nacional (CCN), dependiente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), publicó un dossier titulado “Laboratorio para el Análisis de la Desinformación (Antiglobalismo)”. En él se destaca que las narrativas antiglobalistas “tienen una marcada naturaleza antisistema contraria a las instituciones democráticas”. En este mismo informe, coordinado por el Observatorio Digital ELISA (integrado en el CNI), se apunta que estas narrativas son “hostiles ante varios elementos fundacionales de las democracias":

  • Líderes estatales
  • Pluralismo
  • Economía de Mercado
  • Medios de Comunicación Tradicionales (MCS)
  • Organismos multilaterales
  • Ciencia

Este informe, no hace sino confirmar los peores temores para los demócratas en nuestro país. Instituciones esenciales que parecen haber caído en manos de los verdaderos enemigos de España. El señalamiento de parte de electorado como una amenaza para la democracia es uno de los principales postulados que Carl Schmitt en su El Concepto de lo Político. Especialmente en su dicotomía Amigo-Enemigo. Pareciese que se están utilizando las instituciones estatales para difundir el ideario político del gobierno a toda la población.

El informe citado ut supra es el verdadero ataque contra la democracia y el pluralismo. En una sociedad democrática lo que debe imperar es el respeto por la opinión ajena, y no la censura. La tolerancia a otras ideologías –siempre democráticas-, es donde reside y se sustancia el poder y la resiliencia de nuestra sociedad. El problema es cuando el Estado adquiere un papel predominante y abusivo. Si esto sucede, la sociedad civil se convierte en esclava de éste, y por tanto, se acota la democracia.

Es terrible que en el documento oficial se señale la crítica a los líderes estatales como un elemento fundacional de las democracias. Incorrecto. Es la crítica, la oposición, la contraposición de ideas, lo que fortalece el Estado de Derecho. En el momento en el que se coarte la capacidad de crítica, la libertad habrá muerto. No obstante, el Gobierno parece haber encontrado a su “hombre de paja”. Aquel que disienta de las decisiones gubernamentales es anti democrático. Aquel que critique, fascista. El que no asuma los dogmas impuestos, radical.

En cuanto al pluralismo, se produce una paradoja. Por un lado, se cataloga como amenaza para la democracia a los antiglobalistas. Por otro, este Gobierno pretende reformar la elección del Consejo General del Poder Judicial. Y no para dotar de mayor autonomía a este órgano, más bien lo contrario. Es público y notorio el “fervor” que siente este Gobierno por la separación de poderes. La subordinación del Poder Judicial al Ejecutivo, es el último paso hacia la anulación de la oposición y, por ende, del pluralismo. Es imperativo recordar las palabras del Abad de Sieyés al respecto: “una sociedad en la que no esté establecida la división de poderes, carece de constitución”.

El informe también establece el antagonismo de las posiciones antiglobalistas contra la economía de mercado. Se antoja inverosímil ver a este Gobierno defender la economía de mercado. Pero claro, en política todo es posible. Un Ejecutivo que ha estrangulado al sector privado con sobrerregulación y una gigantesca expansión del Estado, yendo en contra del mismo principio fundacional de la democracia: el capitalismo.

Señalaba Milton Friedman, que el libre mercado es una característica necesaria —que no suficiente— para la democracia. Teniendo en cuenta que ni PSOE ni Unidas Podemos son alumnos aventajados de los escritos de Friedman, esta amenaza a la economía de mercado de la que alerta el CCN parece fuera de contexto. Sobre todo, porque quien la señala es el máximo antagonista de este sistema: el comunismo.

En relación a los medios de comunicación tradicionales, es la evolución natural de la tecnología la que ha dinamitado el monopolio de la información que ostentaban los grandes conglomerados. Más allá de si es positivo o negativo, este hecho ha propiciado que exista una plétora de organizaciones que compiten entre sí por dar un servicio a la ciudadanía. Cada individuo, elige libremente qué medio sigue y donde se informa. El problema para este Gobierno, es la imposibilidad de controlar todos los canales de información, al objeto de “minimizar el clima contrario a éste”. Una vez más, se critica todo lo que se ejerce desde el poder.

Ciñéndonos a los organismos multilaterales, en primer lugar es muy discutible que éstos sean un principio fundacional de la democracia. Es más, el verdadero origen y fuente de legitimidad democrática es el Estado nación. Pese a estar tan denostado estos días en Occidente, esta institución ha sido el fundamento del sistema internacional desde la Paz de Westfalia en 1648. Por ello se conoce a nuestro orden internacional como westfaliano. Desde su origen, el Estado-Nación se sustenta sobre cuatro principios: identidad, legitimidad, capacidad y finalidad. El orden internacional se mantiene en paz cuando los Estados reconocen y respetan los cuatro principios. Si dichos principios se ponen en duda, surgen los conflictos y las guerras.

Obviar la relevancia del Estado nación no hace sino demostrar una ignorancia supina. Empero, el ataque a éste, no tiene otro fin que el de eliminar una de las instituciones que dotan al individuo de un sentimiento de pertenencia a algo más grande que él mismo. Sin este nexo, el ser humano pierde una de sus referencias vitales. Éste es el objeto último de los organismos multilaterales, la disolución del nexo que el individuo siente hacia conceptos como patria, nación, y comunidad. La Unión Europea es el mejor ejemplo de ello.

La yuxtaposición de diferentes comunidades políticas, es una forma de reducir la rendición de cuentas que deben dar los decisores políticos a sus ciudadanos. No es un secreto que las instituciones europeas adolecen de importantes déficits democráticos. Y además, este constructo llamado “Unión Europea”, vive ensimismado en la falacia kantiana de la “paz perpetua”, que no sino un intento maniqueo de asumir la pérdida de relevancia de Occidente –y en particular de Europa-, en el mundo.

Este Gobierno, cede la soberanía nacional española. Y lo hace de diversas formas. En primer lugar, subordinando nuestra política exterior a lo que apunte Bruselas. En segundo lugar, mediante la emisión masiva de deuda, que subyuga el futuro de nuestro país a la buena voluntad de nuestros socios europeos. Y, en tercer lugar, en el ámbito interno, este Gobierno se ha arrodillado ante sus socios de legislatura, partidos separatistas que tienen por objeto dinamitar la unidad de España. En resumen, los conservadores-liberales europeos, no podemos ceder en nuestra particular Carthago delenda est, cual Catón, y defender la libertad, la familia y el libre mercado. Son valores irrenunciables.

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