España vive una situación complicada si se compara con los países de su entorno...
Las principales economías de la zona euro han visto como su economía se está recuperando. Aún les quedan muchos puntos para llegar a la situación pre-pandemia, pero los distintos gobiernos están trabajando para no dejar a nadie atrás.
En España la situación es un poco distinta. Desde el principio de la pandemia la situación política es cada vez más inestable. El Gobierno no es capaz de tener una mayoría suficiente para poder sacar adelante las leyes que necesita para hacer frente a la pandemia, siempre tiene que depender de partidos políticos externos al Gobierno y que, en muchos de los casos, tienen intereses nacionalistas.
La imposibilidad de llegar a acuerdos con la oposición ha sido la tónica habitual hasta el momento. Si bien es cierto que hubiese sido muy difícil llegar a un entendimiento cuando todos los datos económicos y de gestión sanitaria que hemos vivido en los últimos meses no avalan una gestión positiva de la crisis sanitaria por parte del Gobierno actual.
Ahora que nos encontramos en la segunda ola en cuanto a contagios se refiere, estamos viendo como las camas de los hospitales se van llenando, llegando a alcanzar un promedio del 40% de ocupación en la UCIS en todo el territorio nacional. Es importante mencionar que España, en un año normal, cuenta con una ocupación media del 60%, lo que deja entrever que nuestras UCIS podrían estar al borde de la saturación. Esto no deja de ser una suposición, ya que el Estado no parece aportar datos completos, y sigue sin presentar propuestas como un gran acuerdo para mover a pacientes entre áreas sanitarias para que éstas sufran menos presión.
No obstante, con las distintas medidas que se están llevando a cabo parece que se reducirá el número de personas infectadas. Si nos atenemos al principio de que únicamente el 20% de los infectados presentan síntomas y que, de estos, sólo un 20% requieren hospitalización y, a su vez, sólo el 20% de estos fallece, el plan del Gobierno y de las distintas administraciones es claro, reducir esa regla del 20% al mínimo posible. Sin embargo, muchos expertos opinan que estas medidas son pan para hoy y hambre para mañana.
Sobre pan se basa precisamente el tercero de los temas a tratar; la economía. Aunque es cierto que España ya ha perdido lamentablemente a muchos de sus ciudadanos por culpa del coronavirus, es necesario tomar medidas económicas para ayudar a otros muchos a seguir a flote. Desde el inicio de la crisis sanitaria más de un millón y medio de personas han perdido su empleo. Los últimos datos publicados por el estudio de la patronal de empresas de trabajo temporal señalan que 750.000 son bajas de la afiliación de la Seguridad Social, lo que deja ver que los 800.000 restantes son personas que aún no se han incorporado al trabajo y todavía siguen en ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo). La gran desgracia vendrá cuando las medidas preventivas contra el despido que se encuentran en los procedimientos de ERTE dejen de estar en vigor, lo que es probable que suceda en enero. A partir de ese momento, las empresas que se han acogido al ERTE y no pueden seguir operando o que no están generando los mismos ingresos que antes de la pandemia, podrán despedir a su personal.
Pero sin duda, y como suele suceder, los más castigados han sido y serán los autónomos, los emprendedores, las personas que han arriesgado su capital para sacar adelante un negocio y generar empleo. La patronal del sector ha mencionado que el 84% de autónomos han perdido facturación; además, 300.000 autónomos cerrarán sus negocios con esta segunda ola de contagios y que, de los que queden en pie, el 60% operará al 50%. Para un colectivo donde los márgenes de beneficio son pequeños, la reducción de facturación los pondrá en una situación muy difícil, donde perderán dinero si no bajan la verja de sus negocios. Únicamente un 22% de los autónomos han conseguido mantener a todos sus empleados durante la pandemia, y sólo un 30% de los restantes son optimistas en cuanto a su futuro y creen que podrán mantener algunos puestos de trabajo. El resto se verán obligados a cerrar o abrir sus negocios con pérdidas. Estas son sólo las previsiones para el fin de la segunda ola. Si nos atenemos las consecuencias de la primera ola, a pesar de lo que diga el Gobierno, ya hemos dejado atrás a 200.000 autónomos que han quebrado por la crisis económica derivada de la crisis sanitaria.
Todavía no tenemos la certeza de cuándo podremos dar por superada la pandemia, pero sí que podemos observar las consecuencias de una situación de incertidumbre política, de una pésima gestión de nuestras infraestructuras sanitarias y de un desconocimiento absoluto del funcionamiento de la economía. Esos tres aspectos fundamentales han llevado a España a ser el vagón de cola de Europa y de todo el mundo occidental.
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