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La historia se repite

¿Llegaremos de nuevo a las 39 naciones en España?

Amadeo, haciendo las maletas. Ilustración: La Flaca.

Según Miquel Izeta, ilustre político catalán, en España hay ocho naciones y, si se suma el preámbulo de Navarra, nueve. Contar parece que sabe, pero se equivoca en lo esencial; según la constitución en España sólo hay una nación...

Quizá nos tendríamos que remontar a los años 1871 y 1872 para refrescarnos la memoria de lo que ocurrió en aquella época; cuando parecía que España estaba muy dividida, pero siempre se podía dividir más el pastel... A causa, entre otros motivos, de los fueros y las relaciones con las nuevas autoridades surgidas de la revolución, las Provincias Vascongadas estallaban en guerra con el resto del país. Por otra parte, los catalanes durante la tercera guerra carlista recibían promesas de devolución de los fueros y constituciones por parte de Carlos VII que previamente había abolido Felipe V, compinchándose así con sus colegas los vascos en la guerra de las guerrillas.

En aquella época también había una Constitución española, la de 1869, y un rey constitucional, Amadeo I de Saboya (rey de España desde el 2 de enero de 1871 hasta el 11 de febrero de 1873), pero como nunca llueve a gusto de todos, una minoría republicana no dejaba de provocar revueltas por todo el país. Querían un estado plurinacional, echar al rey y proclamar la primera república.

Ante tales presiones y desafíos, el rey Amadeo decidió renunciar y marcharse del país, no sin antes dejar claro que si sus enemigos fuesen extranjeros lucharía por su país, pero cuando los que se peleaban y agitan el cotarro son españoles invocando el dulce nombre de la patria, la cosa parece no tener fácil solución. Es ahí dónde entra el contradictorio clamor de los partidos políticos.

“Al Congreso:

Grande fue la honra que merecí a la Nación española eligiéndome para ocupar su Trono; honra tanto más por mí apreciada, cuanto que se me ofrecía rodeada de las dificultades y peligros que lleva consigo la empresa de gobernar un país tan hondamente perturbado. (…) Si fueran extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados, tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles, todos invocan el dulce nombre de la Patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cuál es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. Lo he buscado ávidamente dentro de la ley y no lo he hallado. Fuera de la ley no ha de buscarlo quien prometió observarla. (…) Estad seguros de que al desprenderme de la Corona no me desprendo del amor a esta España tan noble como desgraciada, y de que no llevo otro pesar que el de no haberme sido posible procurarle todo el bien que mi leal corazón para ella apetecía. Amadeo.” (Fuente: Bolaños Mejías, Carmen: El reinado de Amadeo de Saboya y la monarquía constitucional. Madrid, UNED, 1999, pp. 238-239.)

Nada más abdicar Don Amadeo, se proclama la Primera República Española. Cuatro semanas después, la anarquía se adueñaba del país y España se quedaba fragmentada en 39 provincias o ciudades españolas. Se adoptaba un supuesto derecho de autodeterminación, las provincias se habían constituido en estados, algunos incluso con moneda y ejercito propios. Quizá la situación nos pille lejos, pero puede que haya algo de familiar en toda esta historia. Más de 100 años después hay quien pretende seguir destruyendo y fragmentando nuestra nación y debilitando la soberanía nacional, algo que, como la historia ha mostrado, no hace más que avivar los conflictos de convivencia.

Para la Unión Europea, al igual que para la izquierda radical en España, este también sería el escenario óptimo, ya que intentan promover la división al máximo de las naciones miembro para así poder alzarse ellos como el país que muchos en Bruselas quieren y anhelan conseguir.

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