La falta de valores: una amenaza para Europa

A pesar de que los viejos valores no parecen convencer a la sociedad actual, son estos los que han conseguido los niveles de desarrollo y progreso que vivimos en la civilización occidental...

La escala de valores empieza por el respeto a uno mismo, aceptándonos con nuestras virtudes y nuestros defectos; sólo así aceptaremos al prójimo. Esto quiere decir que si tú tienes ese respeto para ti, tendrás la misma deferencia para con los demás en cuanto a deberes, cultura, creencias o forma de vida; el no respeto es un grave desprecio.

Por suerte, en el mundo occidental, todas las personas tienen el derecho de actuar y expresar libremente sus sentimientos y opiniones a quienes les rodean, lo que nos permite escuchar las opiniones de los demás. Así, tener empatía significa tener afinidad con otras personas, saber escuchar y ayudar, poniéndose en la piel de otros hasta poder vivenciar sus sentimientos. La empatía es la cualidad de tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti; la responsabilidad de hacerse cargo de tus palabras dándole el valor como si de una firma se tratara; la honestidad que encontrarás en personas con valores de verdad.

Los valores sociales pretenden fortalecer las relaciones humanas. De forma que si las personas educan y cultivan esos valores, tendrán un futuro más solidario, amable, honesto, sensible, humilde y respetuoso. La libertad nos ayuda a realizarnos como personas. Si una sociedad no tiene arraigada la libertad como uno de los valores más importantes, esta se torna represiva y dictatorial, limitando la realización personal y social. La libertad conlleva un sentido de responsabilidad individual y colectivo, ya que actuar como seres libres no es dejarse llevar por los impulsos, sino obrar en conciencia en pro del bien propio y ajeno.

La escala de valores es una lista en la que se establece el orden de importancia que cada individuo considera correcto como el respeto, la humildad, la tolerancia... y se modifica a través del tiempo. Cada individuo debe tener claro cómo está constituido su propio orden de prioridades. Cada cual construye su escala en función de la importancia que le dé a aspectos como la tolerancia, la sociedad, la cultura, etc. Según el comportamiento y las circunstancias que cada uno enfrenta a lo largo de su vida, estas le llevarán a saber distinguir las buenas o malas acciones, que a su vez le harán tomar las decisiones que sean consecuentes con sus valores de amor, respeto e igualdad con el fin de evitar las injusticias.

La humanidad parece avanzar a pasos agigantados en campos como la tecnología o la investigación, sin embargo, parece dejar de lado la educación, la honestidad, el respeto y la gratitud. Mahatma Gandhi dijo: “Mantén positivos tus valores porque se convierten en tu destino”. Respetar a nuestras familias, a nuestros amigos, a quienes no conocemos, a culturas que nos parecen distintas o a quienes son diferentes, genera un ambiente de comunicación y de paz; entorno en el que merece invertir para sembrar un futuro mejor.

De la misma manera, la escala de valores nos enseña a ser más europeos, ser conscientes de las diferencias que existen entre ciudadanos del norte y ciudadanos del sur; en ocasiones podemos no estar de acuerdo con otras personas porque su escala de valores no es la misma que la nuestra; sin embargo, debemos respetar la decisión de cada persona sobre su forma de vida. Siendo libres seremos personas. La Unión Europea debería aprender de esta escala de valores, del respeto de la identidad y cultura de cada uno de los países y ciudadanos que la componen, en esa libertad y en ese respeto se encuentra la unión.