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Reforma fiscal

Polonia emula el modelo fiscal estonio para beneficiar a sus pymes

Shutterstock

Las empresas con ventas por debajo de 22 millones de euros solo pagarán el Impuesto de Sociedades al repartir beneficios. ...

El ministerio de Finanzas de Polonia ha puesto en marcha una reforma de su fiscalidad empresarial en la que se incluye una mejora interesante de la tributación aplicada a las pymes. La legislación, que ya ha sido aprobada por el Parlamento, entrará en vigor en 2021 y reducirá significativamente las obligaciones fiscales de las mercantiles de pequeño y mediano tamaño.

La base de la reforma es el modelo vigente en Estonia, donde las empresas no se ven obligadas a pagar el Impuesto de Sociedades sobre el beneficio obtenido, sino que solamente deben abonar esta tasa en el momento de repartir beneficios entre sus accionistas, quedando eliminada tal forma de tributación en el Impuesto sobre la Renta.

El modelo vigente en la mayoría de países europeos es muy distinto. Las empresas pierden en torno al 25% de su beneficio al final del año y, si reparten tales rentas entre sus accionistas, vuelven a sufrir una retención que asciende, en promedio, al 20%. Por lo tanto, si una sociedad logra 100 euros de beneficio antes de impuestos, a menudo ve cómo esta cifra se reduce a 75 euros una vez aplica el Impuesto de Sociedades, para después caer a 60 euros en caso de repartir la ganancia entre los inversores de la mercantil. Obviamente, esto reduce la retribución obtenida por quienes asumen riesgos para impulsar un proyecto empresarial, pero también tiene el efecto de minar la capacidad de las empresas para financiar su operativa con fondos propios.

Polonia ha querido seguir los pasos de Estonia y distanciarse de este tipo de planteamientos. El gobierno del país del Este de Europa ha decidido impulsar este nuevo modelo de tributación a las empresas con ventas inferiores a 100 millones de zloties o, lo que es lo mismo, alrededor de 23 millones de euros. Por lo tanto, una gran mayoría de empresas polacas van a poder reinvertir beneficios sin pagar impuestos y retribuir a sus accionistas con un tratamiento fiscal mucho más ventajoso.

Es importante subrayar que el Impuesto de Sociedades adoptado por el país polaco es del 19%, un porcentaje que se sitúa por debajo del promedio global del 25% y del promedio comunitario del 22%. Por lo tanto, la posición de partida de Polonia ya era relativamente favorable, en la medida en que venía aplicando un gravamen más bajo de lo habitual.

Otro país europeo que ha apostado por reformar su fiscalidad empresarial en profundidad es Hungría, donde el tipo de referencia del Impuesto de Sociedades ha bajado de forma agresiva, hasta situarse en el 9%. Esta importante rebaja no ha tenido un impacto notable en la recaudación tributaria derivada de dicho gravamen, que de hecho ha pasado del 1,8% al 2,2% del PIB entre 2016 y 2019, esencialmente por el efecto crecimiento que ha tenido esta medida.

Pero no todos los países europeos están avanzando en la dirección adecuada. España, por ejemplo, ha anunciado que va a revisar su Impuesto de Sociedades con el objetivo de reducir la bonificación del 100% aplicada hasta ahora en los beneficios y rentas cosechadas en el extranjero. La idea es que, a partir de 2021, las compañías españolas tengan que soportar un recargo del 5% al repatriar sus ganancias foráneas, una medida que sin duda está llamada a encarecer el coste de capital y desincentivar la internacionalización empresarial, además de favorecer la ingeniería fiscal y reducir el volumen de fondos propios manejado por las matrices españolas.