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Un avance hacia ninguna parte

¿Qué está pasando en el Gobierno de España?

Diego_Radames / Shutterstock.com

Estamos viendo como en toda Europa los partidos políticos se ponen de acuerdo para afrontar las actuales crisis económica y sanitaria. En España parece que la tónica es otra...

En medio de un año de pandemia a nivel mundial, España, a diferencia del resto de países que le rodean, destaca por la pésima gestión de la crisis de la Covid-19, y también por la gran brecha que se está creando entre su población si hablamos en términos ideológicos.

Si mezclamos ambos aspectos, la situación se vuelve cada vez más tensa. Las escenas que se observan en las calles con gente manifestándose y saliendo a sus balcones a golpear ollas en contra del Gobierno, o del rey, llegan también al Congreso. El lugar en el que deben de solucionarse los problemas de los ciudadanos se ha convertido en un campo de batalla, en el que cada uno se defiende a sí mismo. Un ring en el que cada uno ataca al contrario con cualquier golpe bajo, dejando de lado lo más importante, por lo que los votantes los eligieron, que no es otra cosa que buscar soluciones para mejorar la vida de los ciudadanos en un momento en el que el horizonte se ve bastante oscuro.

Con los políticos españoles como ejemplo, se está empezando a generar un ambiente de crispación en las calles que, sumado a los diferentes confinamientos y cierres de negocios de forma “aleatoria” — no existen unas medidas comunes para todo el territorio — están consiguiendo que la población se polarice y radicalice cada vez más.

Desde el Gobierno aluden a que los principales partidos de la oposición no quieren “colaborar” y no quieren remar en la misma dirección, pero ¿cómo se puede conseguir que todos se suban en el mismo barco si desde el propio Gobierno tienden una mano a la oposición mientras con la otra llegan a pactos con independentistas y comunistas?

¿Cómo puede ser que un ministro que se declara abiertamente republicano — pero eso sí, jura lealtad a la constitución y al rey — cargue contra el monarca y no se desdiga y siga en su puesto? Y, además, ¿dónde está el presidente del Gobierno que no sale a dar la cara por el rey Felipe VI y ni siquiera obliga a su ministro a desdecirse? 

No se puede jugar a dos bandas, estar a pares y a nones, apostar a rojo y a negro. El presidente del Gobierno no puede pedir la colaboración de todos los partidos en estos tiempos complicados que nos ha tocado vivir, y al mismo tiempo hacer concesiones a catalanes y vascos en su lucha independentista. Tampoco se puede aprovechar la declaración de un estado de alarma, que extraordinariamente se ha acordado de seis meses, para comenzar a aprobar leyes que no pasan los filtros que en situación normal deberían pasar. ¿Se parece esto al caballo de Troya? Parece que estamos ante un gobierno que utiliza esta situación para comenzar a dinamitar las instituciones desde dentro, ante una situación en la que cada vez se dan más concesiones a partidos independentistas.

¿Está jugando el Gobierno con fuego justo en este momento, cuando nos encontramos en medio de una pandemia global, y nuestro país es de los que peores números ha tenido desde marzo en cualquier ranking? 

En medio de esta situación, un partido político ha sido valiente y se ha atrevido a presentar una moción de censura contra Pedro Sánchez y el actual Gobierno, aun sabiendo que encontraría muchas dificultades en los que deberían de ser sus aliados, y que existían muy pocas posibilidades de que saliese adelante. Pero, sin embargo, este partido sí que consiguió, por una vez, la unión y el acuerdo que se reclamaba en las calles entre populares y socialistas. Un acuerdo no sólo para que no se produzca un cambio necesario, sino para continuar con la misma situación de inestabilidad y tensión que se viene observando en el último año. Eso sí, desenmascarados.

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