Entrevista a Leandro Escobar, economista, Secretario General de ATASA (Asociación Española de Sociedades de Tasación) y profesor de Icade-Comillas...
¿Nos espera una recuperación económica rápida? Todo parece indicar que no. A España le va a costar, y mucho, salir de la actual recesión. El Fondo Monetario Internacional (FMI) señala a nuestro país como la economía avanzada más golpeada, con una caída del 12,8% frente al 8,3% del conjunto de la eurozona. Por otra parte, el Banco de España, en sus proyecciones macroeconómicas de la economía, prevé un tipo de recuperación en forma de swoosh, o para explicarlo de manera más visual, como el logotipo de Nike.
“Todo lo que recuperemos será bueno, bajar un 12% anual es una barbaridad. Si calculamos de manera compuesta las previsiones de recuperación del Banco de España con un 5% para 2021 y un 4% para 2022, nos da alrededor de un 10%. Recuperar un 10% cuando se ha bajado un 12%, quiere decir que todavía estaremos un 4% por debajo de lo que deberíamos haber estado”, comenta el economista Leandro Escobar. Hasta el año 2023 España estará luchando por recuperarse, desde una perspectiva macroeconómica.
En los últimos 50 años, en España, hemos vivido básicamente cinco grandes crisis, sin embargo, la crisis actual provocada por la Covid-19 ha sido muy distinta a todas las anteriores. Junto con Escobar hacemos un repaso por todas ellas:
“La anterior crisis que podemos ver más parecida a ésta es la que tuvo que ver con el final de la Primera Guerra mundial, y lo que se llamó entonces la gripe española. Que fue también una pandemia mundial y que se llamó española porque, igual que en este caso ha sido en China donde se ha descubierto la enfermedad, el primer foco fue en España en 1918”, comenta el economista.
Sin embargo, un estudio reciente del Ministerio de Hacienda de Canadá estima que el impacto global sobre el PIB anual fue de solo un 0,4 %, aunque resulta difícil distinguir sus efectos en un contexto bélico como fue el final de la Primera Guerra Mundial. Los EEUU se alzaron como primera potencia económica mundial: antes de la guerra, más del 55% del PIB mundial era europeo; después de la Primera Guerra Mundial, el 45% lo era de los Estados Unidos. En el caso de España, la Primera Guerra Mundial produjo un auténtico despegue económico, gracias a la declaración de neutralidad.
Tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial, a España parece haberle beneficiado la neutralidad. A pesar de no haberse beneficiado del Plan Marshall (iniciativa de Estados Unidos para ayudar a Europa Occidental), una vez superado el impacto negativo inicial (hacia la década de los 50 y, en especial, a partir de los años 60), comenzaron a llegar ayudas de los Estados Unidos y otros países, lo que permitió de nuevo un remonte económico.
“La crisis del petróleo del principio de los años 70, que tuvo una recaída con lo que en España llamamos la crisis la reconversión industrial, que también ocurrió por ejemplo en países como el Reino Unido. Luego mantuvimos una economía mas o menos estable, durante los años 80 y al principio de los años 90. Y, sobre todo, después de los Juegos Olímpicos de Barcelona, la exposición universal de Sevilla en el 92, Madrid como Capital Europea de la Cultura. El 92 fue un año de fiesta y a partir del 93 pagamos la resaca”, prosigue Escobar.
“La crisis del 93 se llamó la crisis de los tipos de cambio porque se inició como un ataque furibundo a las monedas europeas por parte de algunos fondos internacionales. Es verdad que es una crisis que fue relativamente floja y corta, la siguiente fue peor...
En 2007 empieza una crisis de la que no empezamos a salir hasta el 2013. La crisis de las hipotecas subrpime o crisis ninja y la crisis de rebote del euro. De nuevo se atacó, está vez no a un conjunto de monedas sino una moneda única principalmente, que fue el euro, y especialmente lo pasamos muy mal en los países que se llaman periféricos: Portugal, Italia, Grecia, España e Irlanda.”
Cabe mencionar que, tras la crisis financiera de 2007-2008, España tardó aproximadamente 10 años en recuperar el PIB perdido; las proyecciones de recuperación de la crisis actual son más optimistas. La lamentable situación del sector bancario en la pasada recesión junto con la falta de liquidez e insolvencia imposibilitaba la circulación del dinero. Esta vez el dinero está circulando, lo que puede ser síntoma de una más rápida recuperación.
“Como se puede ver, la escala de todas las anteriores crisis acaba siendo nimia si se compara con lo que ha pasado este año. En todas ellas lo estábamos pasando mal; estábamos asustados bajando a un ritmo de un 2%-3% interanual en los años 2008 y 2009 y más o menos parecía que lo manteníamos en el 2010… pero hubo un double-dip y los años 2012 y 2013, de nuevo, lo pasamos fatal. Pero eso no era pasarlo mal, pasarlo mal es lo que ha pasado este año. Es verdad que parece que es una cosa puntual, muy gorda y grave, y que hemos conseguido rebotar, pero bueno… ahí está la incertidumbre”, reflexiona Leandro Escobar.
Parece que Escobar tardaba en poner de manifiesto la incertidumbre (de la que nos hablaba en la primera parte de la entrevista). “Estamos en un periodo de elevadísimo nivel de incertidumbre y claro, cuando las cosas son inciertas pueden ir a muy positivo, a muy negativo, o se pueden quedar como están”. Entonces, ¿qué es lo que hay que ser capaces de hacer cuando estamos en periodos de incertidumbre?, cabría preguntarse.
“Manejarla adecuadamente”, contesta el profesor de Estadística y Modelos Cuantitativos en Icade-Comillas. “La incertidumbre es una de las cosas que peor sientan a los seres humanos. Necesitamos seguridad, es una de nuestras necesidades fundamentales, casi tanto como comer o respirar. Cuando hay incertidumbres es cuando el ser humano sufre estrés, y el estrés hace que se desarrollen una serie de enzimas que son muy perjudiciales para la salud, tanto que nos pueden llegar a matar. El manejo de la incertidumbre es lo que hace que los seres humanos podamos seguir subsistiendo individualmente y como especie”.
Ya finalizando la charla, entre risas, el economista nos deja una reflexión de la que más de uno tendríamos que tomar nota:
“el estrés mata, hay que vacunarse no solamente contra el virus, sino también contra la incertidumbre”
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