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Nuevo informe del FMI

¿Cuánto subirá la deuda pública en la Eurozona por el covid-19?

Fondo Monetario Internacional

El Fondo Monetario Internacional anticipa un fuerte repunte de la deuda pública. Países como España o Italia saldrán golpeados, pero sorprende el buen aguante de Grecia. Luxemburgo se convertirá en el país con menor endeudamiento público. ...

El Monitor Fiscal del Fondo Monetario Internacional nos permite estimar cómo va a evolucionar la deuda pública de los distintos países de la Eurozona durante los próximos años. Los cálculos más recientes de la entidad con sede en Washington arrojan grandes diferencias entre países. En 2020, mientras que algunos apenas aumentarán su ratio de deuda/PIB en algo menos de cinco puntos porcentuales, otros quintuplicarán dicho repunte de los pasivos estatales. En 2025, cinco años después del estallido de la pandemia, algunos países habrán reducido su ratio de deuda/PIB más de treinta puntos, mientras que otros tendrán hasta 5 puntos más de endeudamiento público en el balance de su Tesoro.

El país con peores perspectivas para 2020 es España. Su ratio de deuda/PIB alcanzó el 97,6% en 2018 y el 95,5% en 2019, pero saltará al 123% durante el curso 2020. Tras ese fuerte crecimiento de 27,6 puntos porcentuales, se espera que la deuda baje lentamente durante los años 2021 a 2025, hasta situarse en el 118,8% del PIB. Por tanto, aunque la deuda con fuerza durante 2020, apenas se espera una reducción de 4,2 puntos en los cinco años siguientes. Italia enfrenta una situación similar en el corto plazo, porque sus pasivos públicos van a elevarse del 134,8% del PIB alcanzado en 2018 y 2019 al 161,9% esperado para 2020. Tras ese aumento de 27,1 puntos porcentuales, el país transalpino espera recortar el ratio de deuda/PIB con algo más de intensidad que España, hasta dejarlo en el 152,6% en el año 2025, una mejora de 9,3 puntos porcentuales durante el lustro posterior a la pandemia. Obviamente, el stock de deuda es un factor muy importante a la hora de evaluar la salud fiscal de cualquier economía. En España, la situación de partida era francamente mejor que en Italia, puesto que su ratio de deuda/PIB era 39,3 puntos menor. No obstante, ese diferencial se achicará a 38,8 puntos en 2020 y a 33,8 puntos en 2021. Así las cosas, aunque el peso total de la deuda seguirá siendo más alto en Italia, lo cierto es que la distancia que España guardaba con dicho país va menguando progresivamente en un contexto francamente preocupante en el que ambos países evolucionan a peor.

Grecia es el país de la Eurozona con una mayor deuda pública. Sus obligaciones alcanzaron el 184,8% del PIB en 2018 y el 180,9% en 2019, pero van a saltar al 205,3% en 2020. La buena noticia es que, a pesar de ese aumento de 24,3 puntos, la previsión a medio plazo sí contempla una reducción de los pasivos hasta el 165,9% del PIB, es decir, una caída de 39,3 puntos con respecto a los niveles alcanzados durante el año 2020. Chipre, otra economía que arrastra niveles de deuda demasiado elevados (100,6% del PIB en 2018, 95,5% en 2019), verá cómo este ratio sube al 118,4% del PIB en 2020, pero también cuenta con recortar ese salto de 22,9 puntos durante los años 2021 a 2015, hasta dejar este indicador en el 85,7% del PIB y consolidar una reducción de 32,7 puntos respecto al “pico”. Igualmente delicado es el escenario fiscal en el que se mueve Portugal, pero su stock de deuda, que alcanzó el 122% del PIB en 2018 y el 117,7% en 2019, subirá más moderadamente en 2020 (19,5 puntos, hasta el 137,2% del PIB) y bajará en los cinco años siguientes hasta el 115,9% del PIB (21,3 puntos menos que durante el presente curso).

Francia y Bélgica son dos de las economías más ricas de la Eurozona, pero sus perspectivas no son muy buenas en términos de endeudamiento público. El país galo mantuvo una deuda del 98,1% del PIB en 2018 y 2019, pero verá cómo este ratio se dispara al 118,7% durante 2020, un salto de 20,6 puntos. Entre 2021 y 2025 no solo no se espera una caída, sino que se anticipa un leve crecimiento de 4,6 puntos, hasta el 123,3% del PIB. Bélgica, que tuvo una deuda del 99,9% del PIB en 2018 y del 98,8% en 2019, verá en 2020 un aumento hasta el 117,7% del PIB, 18,9 puntos más, pero además añadirá 5,3 puntos más a su stock de deuda/PIB durante el próximo lustro, hasta llegar al 123% del PIB en 2025.

Uno de los países con mejores perspectivas fiscales es Irlanda. Tras registrar una deuda pública del 62,9% del PIB en 2018 y un 57,3% en 2019, se espera un aumento de 6,3 puntos en 2020, hasta llegar al 63,7%, para después experimentar un descenso de 14,4 puntos entre 2021 y 2025, reduciendo los pasivos públicos al 49,2%. Hablamos, pues, de una de las economías con menor perspectiva de endeudamiento adicional en 2020 y mayor reducción de la deuda durante el próximo lustro.

Alemania también presenta un escenario favorable. Su aumento de la deuda será de 13,8 puntos en 2020: venía de un 61,6% del PIB en 2018 y de un 59,5% en 2019, pero vivirá un repunte hasta el 73,3% en 2020 y corregirá esta cifra hasta el 59,5% en 2021. El saldo final, pues, arrojará una reducción de 13,7 puntos con respecto al “pico” observado durante el presente año.

De igual manera que las economías con un mayor stock de deuda/PIB enfrentan una mayor vulnerabilidad, allí donde el peso de los pasivos públicos es más reducido resulta menos problemático aumentar el endeudamiento en tiempos de crisis. Estonia, por ejemplo, tenía una deuda del 8,3% del PIB en 2018 y 2019, pero la aumentará al 18,7% en 2020 y al 22,4% en 2021. De hecho, en 2025 se espera que este indicador alcance el 31,9% del PIB. Por lo tanto, el pequeño país báltico va a salir del presente lustro con una fuerte subida de la deuda. Sin embargo, su stock total seguirá siendo el más bajo de toda la UE-27. No anda lejos Lituania, cuya deuda pública alcanzó el 34,1% del PIB en 2018 y el 37,7% en 2019, pero subirá al 48,3% en 2020 para después reducirse al 37,6% durante el siguiente lustro. Letonia, por su parte, parte de un ratio deuda/PIB del 36,5% en 2018 y del 36,8% en 2019, pero va a dejar este indicador en el 38,5% en 2025, lo que supone 5,6 puntos menos que en el punto más alto, esperado para el presente año.

En los cinco próximos años, Luxemburgo se convertirá en la economía con menor deuda pública. Sus pasivos medidos contra el PIB crecerán del 20,9% de 2018 o del 22,1% de 2019 al 26,9% esperado en 2020, para después elevarse hasta el 28,4% durante los cinco siguientes ejercicios. En cualquier caso, el 28,4% que se espera para 2025 es inferior al de cualquier otro país, ya que Estonia se moverá en un 31,9%, Lituania en un 37,6%, Letonia en un 38,5% o Irlanda en un 49,2%.

La opinión de Vitor Gaspar

El director de asuntos fiscales del Fondo Monetario Internacional, Vitor Gaspar, ha explicado que la pandemia del covid-19 "no solo se ha cobrado más de un millón de vidas en todo el mundo, sino que también ha golpeado de forma súbita y violenta a la actividad económica y los mercados financieros". El tecnócrata ensalza las medidas de estímulo anunciadas por los gobiernos del mundo, valoradas en 12 billones de dólares. Sin embargo, seis meses después del despliegue de estas medidas, el FMI advierte de la importancia de vigilar el equilibrio fiscal y evitar escenarios problemáticos de sobreendeudamiento.

"Antes de la pandemia, la deuda pública y privada ya era elevada y alcanzaba el 225% del PIB mundial. Este indicador se situaba, pues, treinta puntos por encima del promedio observado antes de la anterior crisis, aunque el grueso del aumento se explica porque la deuda pública sobre el PIB mundial aumentó en 83 puntos desde 2007-2008. Este año, se espera que la deuda pública a nivel global alcance el 100% del PIB, en línea con un descenso de la actividad económica estimado en el 4,7%. Pero esa deuda no se reducirá significativamente, sino que se estabilizará en torno al 100% del PIB hasta 2025, aprovechando los tipos de interés tan reducidos, o incluso negativos, que están marcando la negociación de estos títulos de deuda”, explica Gaspar.

En cualquier caso, el director de asuntos fiscales del Fondo Monetario Internacional explica que “muchos países tendrán que hacer más con menos, debido a las limitaciones cada vez mayores de sus presupuestos. La respuesta fiscal a la crisis a escala mundial no ha tenido precedentes, pero la respuesta de cada país ha dependido de su acceso al endeudamiento y de los niveles de deuda pública y privada que tenían al iniciarse la crisis. (…) Las elevadas cargas de deuda han dificultado la respuesta de la política fiscal, en especial en economías de mercados emergentes o de rentas bajas, pero también en algunas economías desarrolladas (…). A medida que las economías reabren tentativamente, pero la incertidumbre sobre el recorrido de la pandemia sigue vigente, los gobiernos deben asegurarse de no retirar el apoyo fiscal demasiado rápido. No obstante, deben ser más selectivos y no ser un obstáculo en las reasignaciones sectoriales que sean necesarias al reiniciarse la actividad económica. El apoyo debe reorientarse gradualmente de proteger los antiguos empleos a facilitar la vuelta al trabajo, por ejemplo, reduciendo los programas de retención de empleo (subsidios salariales), reintroduciendo los requisitos de búsqueda de empleo y capacitando en la adquisición de nuevas aptitudes, además de ayudar a empresas viables, pero aún vulnerables, a reabrir de manera segura”.

“Los países con espacio fiscal e importantes daños perdurables de la crisis, como un gran desempleo a largo plazo, deben proporcionar estímulo fiscal temporal mientras planifican un ajuste a mediano plazo. Los países con altos niveles de deuda y menos acceso al financiamiento también tendrán que realizar ajustes a mediano plazo, procurando proteger la inversión pública y las transferencias a hogares de más bajo ingreso”, concluye Gaspar.