Email Facebook Twitter LinkedIn
×ECR Party
The Conservative
ECR Party
TheConservative.onlineTwitterFacebookInstagramYouTubeEmailECR Party’s multilingual hub for Centre-Right ideas and commentary
SpanishSpanishEnglishBulgarianCroatianCzechItalianMacedonianPolishRomanianSwedish
The Conservative
Noticias y Comentarios   |    TV   |    Print   |    Columnistas

Un análisis estadístico

Los confinamientos masivos no son efectivos: las cifras que lo demuestran

Shutterstock

Los datos acreditan que no hay correlación entre confinar más y reducir la mortalidad. La clave es otra: proteger a los grupos de riesgo. ...

Desde el comienzo de la crisis sanitaria y económica que ha desatado el nuevo coronavirus, los gobiernos europeos han adoptado distintas medidas de contención contra el patógeno originario de China. Algunos socios comunitarios han restringido sustancialmente la actividad socioeconómica, apostando incluso por confinamientos masivos, mientras que otros países del Viejo Continente han seguido un enfoque menos restrictivo y favorable a la adaptación.

En el siguiente gráfico se puede comprobar la intensidad de las medidas de confinamiento introducidas por los diversos gobiernos europeos.

Este ejercicio, realizado por la Universidad de Oxford, sitúa a Irlanda, Grecia, Francia, Rumanía, Austria, España y Polonia como los socios comunitarios que más han limitado la actividad socioeconómica en 2020, mientras que Finlandia, Dinamarca, Suecia, Alemania, Portugal, Bélgica y Países Bajos figuran como los socios europeos que menos restricciones han adoptado. A caballo entre ambos extremos encontramos a República Checa e Italia, siendo especialmente notable la evolución del país transalpino, que siguió un confinamiento muy estricto al comienzo de la pandemia pero reabrió su economía en primavera y mantuvo desde entonces una estrategia mucho menos intervencionistas.

¿Qué efectos sobre la salud tuvieron las restricciones? El siguiente gráfico muestra que la letalidad asociada a la pandemia ha sido muy dispar en Europa. Algunos socios comunitarios presentan un número relativamente bajo de fallecimientos, caso de Finlandia, Dinamarca, Grecia, Alemania o Austria, mientras que otros países miembros presentan un nivel muy elevado de fallecidos, como vemos en Bélgica, España, Italia y Francia.

Entonces, ¿hay una correlación entre confinar más a la población y sufrir una mortalidad menos acusada? Si oponemos uno y otro indicador vemos que no existe un vínculo directo entre ambas variables. Por ejemplo, con un nivel de restricciones muy parecido, Polonia presenta casi tres veces menos fallecidos por coronavirus que España. La clave, pues, no radica en actuar de forma drástica sobre el conjunto de la actividad socioeconómico porque, si así fuese, las medidas de confinamiento más estrictas habrían tenido resultados mucho mejores en términos de salud.

Entonces, ¿cuál ha sido el factor clave a la hora de mitigar la mortalidad asociada al coronavirus? La evidencia disponible sugiere que la variable que mejor explica las diferencias entre unos y otros países es la capacidad que ha demostrado cada país a la hora de proteger a los grupos de riesgo. El mejor ejemplo lo tenemos en los países escandinavos, donde Suecia registró una mortalidad muy similar a la de Dinamarca o Finlandia entre la mayoría de grupos de población, pero experimentó un nivel de fallecidos mucho más alto entre los ciudadanos de más de 60 años. Si nos fijamos en segmentos demográficos más jóvenes, apenas hay diferencias entre los datos suecos, daneses o finlandeses, pero si atendemos a las cifras disponibles para los mayores de 60 años encontramos que Suecia registra muchas más muertes. Por lo tanto, en vez de apostar por un confinamiento generalizado, el “modelo nórdico” de menores restricciones parece mucho más recomendable, pero siempre partiendo de la base de que este tipo de estrategia requiere un enfoque de protección especial, centrado en los grupos de riesgo que sufren una letalidad mucho mayor por el covid-19.

Este es, precisamente, el enfoque defendido por algunos de los mejores epidemiólogos del mundo en la llamada Declaración de Great Barrington, un manifiesto en el que estos expertos abogan por evitar los confinamientos generalizados y apuestan por introducir restricciones más limitadas y centradas en evitar que el covid-19 se propague entre aquellas personas que son mucho más vulnerables ante el patógeno.